Recorrimos la noche y ya es el día
que derrama su luz restauradora.
Sin saber muy bien cómo hemos llegado
hasta esta blanca orilla interminable
donde todo murió y nació el principio.
Al borde de las aguas nos sentamos
pensando en el trayecto, en la fortuna
de que a pesar de todo estemos juntos,
de la noche, la tiniebla, de la nada.
Las órbitas agotan su función,
incluso antes del fin se han consumado,
ya los celestes astros se alinean,
ya los aires retoman sus caminos.
Y cuando sopla el viento tú te giras,
y apartas de tu frente unos cabellos,
y a veces es tu carne aquella carne
y a veces eres tú, y a veces no.
Romaine Brooks - Al borde del mar, (1912)
6.22.2010
6.18.2010
Noli me tangere (segunda)
Tú, Mujer, no sabes; conviene que sepas. Tú flotas: importa que te orientes. Te dispersas: recógete. Huyes: dómate. Forma sometida, ojos deslumbrados, senos palpitantes, temblorosas rodillas, piernas replegadas, brazos abiertos, dedos en abanico. ¡Y la garganta que se ofrece a la inmolación! Y el movimiento y el desorden de los velos y las ropas desceñidas. Y todo esto yo lo tomo, así su arcilla el escultor. Yo quiero modelarte, criatura; o haré de ti una estatua para las gliptotecas de Dios. Cada uno de mis ademanes se grabará en tu materia dócil. El primer paso de mi pie derecho dibujará para ti una indicación de brújula. Una llamada arde en mis pupilas. La diagonal de mis brazos es la de un camino que asciende. Un índice en lo alto designa, sin exigir. El otro índice, abajo parece invitar a que tu debilidad se apoye en mi fuerza. Pero no me toques.
Ahora llamo a través de ti a toda la naturaleza, la llamo a la Redención. En el regazo de la naturaleza, tú estás, mujer, como un día estuvo tu Hijo en tu propio regazo. Formas parte de ella, te envuelve, te encierra, te baña. Tanto como te encierra, te nutre. Apenas si puedes moverte dentro de ella. Tus temblores son sus temblores…
¡Cuántos paisajes en tus ojos! ¡Cuántos paisajes en tu cuello, cuántos paisajes en tu cabellera destrenzada, cuántos paisajes, demasiado confusos y demasiado dulces! Plantas, aguas, nubes, volcanes, son tus hermanos y tus hermanas; los meteoros rigen tus secretos. ¡Cuán difícil arrancarte de esa beatitud amorfa!... pero la diagonal de mis brazos es bien firme. Su firmeza, casi abstracta, casi geométrica, te salvará. Y salvará al mundo también, al mundo a ti adherido, y que te seguirá cuando te salves. Así, no me toques.
Yo daré consistencia a tu frescura. ¡Oh estatua mía! Yo elevaré tu confusión a claridad. Yo normalizaré tu instinto en ley. Yo te arrancaré a la naturaleza para darte a la Gracia. Si eres pecadora, te hará penitente. Si eres Eva, te haré Madona. Si eres aguijón, te haré medida. Si eres guerra, te haré paz. Si eres entrañas, te haré Ángel. Pero no me toques.
No me toques, porque manchas todavía.
Ahora llamo a través de ti a toda la naturaleza, la llamo a la Redención. En el regazo de la naturaleza, tú estás, mujer, como un día estuvo tu Hijo en tu propio regazo. Formas parte de ella, te envuelve, te encierra, te baña. Tanto como te encierra, te nutre. Apenas si puedes moverte dentro de ella. Tus temblores son sus temblores…
¡Cuántos paisajes en tus ojos! ¡Cuántos paisajes en tu cuello, cuántos paisajes en tu cabellera destrenzada, cuántos paisajes, demasiado confusos y demasiado dulces! Plantas, aguas, nubes, volcanes, son tus hermanos y tus hermanas; los meteoros rigen tus secretos. ¡Cuán difícil arrancarte de esa beatitud amorfa!... pero la diagonal de mis brazos es bien firme. Su firmeza, casi abstracta, casi geométrica, te salvará. Y salvará al mundo también, al mundo a ti adherido, y que te seguirá cuando te salves. Así, no me toques.
Yo daré consistencia a tu frescura. ¡Oh estatua mía! Yo elevaré tu confusión a claridad. Yo normalizaré tu instinto en ley. Yo te arrancaré a la naturaleza para darte a la Gracia. Si eres pecadora, te hará penitente. Si eres Eva, te haré Madona. Si eres aguijón, te haré medida. Si eres guerra, te haré paz. Si eres entrañas, te haré Ángel. Pero no me toques.
No me toques, porque manchas todavía.
Eugenio d'Ors (Lo barroco. ed. Aguilar, 1964. p. 158-159)
6.16.2010
Pasos
Sólo el oso,
insólito caminante,
conoce el sonido
bajo el peso de sus zarpas.
Cuando ya no esté,
quién sabrá
del ruido de la hojarasca.
Mijaíl Nésterov- Ermitaño con un oso 1925
insólito caminante,
conoce el sonido
bajo el peso de sus zarpas.
Cuando ya no esté,
quién sabrá
del ruido de la hojarasca.
Mijaíl Nésterov- Ermitaño con un oso 1925
6.15.2010
Estrella del mar
Hoy Carmen cumple su primer año. Anda su madre buscándole un regalo de última hora; no tanto por la niña, que poco le importará tener o no tener regalo, sino por la familia, para que no nos eche en cara nuestra dejadez.
A mí no se me ocurre nada que regalar a una criatura tan pequeña, pero teniendo en cuenta que en este blog nos gusta hablar de poesía y que, últimamente, se ha vuelto uno un poco meapilas, copiamos, en honor a Carmenchu un bonito poema de Luis Alberto de Cuenca de su libro El hacha y la rosa que nos sirve, además, de oración en tan feliz día.
A mí no se me ocurre nada que regalar a una criatura tan pequeña, pero teniendo en cuenta que en este blog nos gusta hablar de poesía y que, últimamente, se ha vuelto uno un poco meapilas, copiamos, en honor a Carmenchu un bonito poema de Luis Alberto de Cuenca de su libro El hacha y la rosa que nos sirve, además, de oración en tan feliz día.
Himno a la Virgen del Carmen
Madre y hermana nuestra, reina de los espacios
infinitos, asombro del Carmelo, doncella
luminosa, permite que este canto celebre,
lleno de amor, la luz con que enciendes el mundo.
Como nube que, en tiempo de sequía, derrama
la bendición del agua sobre el campo sediento,
así derramas tú la lluvia de tus dones
sobre los desterrados, sobre los afligidos.
Virgen, escúchanos. Que tu estrella nos guíe
por sendas de alegría, de virtud y coraje,
y obtengamos la eterna visión de tu belleza
en el reino celeste donde todo es ventura.
Piadosa, no abandones nuestro monte sagrado.
Riega con tu rocío las plantas que en él crecen
para que tu jardín florezca hasta la cumbre
y broten como fuentes divinas tus altares.
Madre graciosa y dulce, tú velas por tus hijos
noche y día, sembrando la esperanza en las almas
de los desesperados, dando fe a los incrédulos,
valor a los cobardes y consuelo a los tristes.
Puerta del cielo, escala que conduce a lo alto,
soberana del tiempo, dueña de las esferas,
rosa resplandeciente de perpetua fragancia,
flor viva del Carmelo que nunca se marchita
6.14.2010
Noli me tangere (primera)
Noli me tangere - Correggio (1518)
Noli me tangere… Discípula, no me toques. Toda mi piedad es para ti. Y mi obra entera. Y tengo todavía para darte, si me sigues, mi palabra, mi sonrisa, mi mirada, mi perfume. Pero no me toques.
Sí, mi palabra, mi sonrisa, mi perfume. Puedo también darte el cielo Tu pasado, ¿qué importa? ¿Cómo podría haber en ti un pasado cualquiera, cuando para ti no hay pasado?. Lo has perdido al encontrarme. Lo has perdido al perder la memoria. Tu memoria empieza mañana. Hete aquí: más blanca eres que los lirios; más joven que los pequeñuelos; más nueva que los que han visto el día de ayer. Se dice que tienes treinta, cuarenta años. Puede ser. Pero tú naces ahora, en el presente. Ven, sígueme: es como venir a la vida… Empecemos, pues. Empecemos a andar, yo delante, separando abrojos y espinas con mis manos que sangran; tú pisando sobre mis huellas. Verás cuan dulce es a tu pie cada pisada que dejó el mío. En el hueco de cada una habrá un poco de su forma, con un poco de mi calor… pero no me toques.
Sí, mi palabra, mi sonrisa, mi perfume. Puedo también darte el cielo Tu pasado, ¿qué importa? ¿Cómo podría haber en ti un pasado cualquiera, cuando para ti no hay pasado?. Lo has perdido al encontrarme. Lo has perdido al perder la memoria. Tu memoria empieza mañana. Hete aquí: más blanca eres que los lirios; más joven que los pequeñuelos; más nueva que los que han visto el día de ayer. Se dice que tienes treinta, cuarenta años. Puede ser. Pero tú naces ahora, en el presente. Ven, sígueme: es como venir a la vida… Empecemos, pues. Empecemos a andar, yo delante, separando abrojos y espinas con mis manos que sangran; tú pisando sobre mis huellas. Verás cuan dulce es a tu pie cada pisada que dejó el mío. En el hueco de cada una habrá un poco de su forma, con un poco de mi calor… pero no me toques.
Eugenio d'Ors (Lo barroco. ed. Aguilar, 1964. pág. 157)
6.11.2010
Discos compactos
Ayer C. llevó a cabo una razia contra los discos compactos de su padre. La inocente criatura sólo alcanza las baldas más bajas (aún no ha cumplido un año), en las que están colocados discos de música pop. Varios de ellos sufrieron daños aunque ninguno parece haber quedado inservible. A algunos se les rompió la tapa (The other side of Paul Weller, Grandes éxitos de Marvin Gaye), otros quedaron con la carátula lastimada (Astrid, Wilco) y unos pocos se arañaron (Nacha Pop, Kings of Leon...). Cuando su hermana mayor hacía este tipo de incursiones, el padre se enfadaba mucho y trataba de repeler el ataque. A estas alturas, se limita a esperar el final del mismo y recoger y atender a los heridos.
Canción
Pues parece un sinvivir
el querer y no poder
y cuando llega el momento
de poder, ya no querer.
Canción
Pues parece un sinvivir
el querer y no poder
y cuando llega el momento
de poder, ya no querer.
6.10.2010
Arte innato
para decir que no te digo nada
que tú ya no conozcas, o si acaso
para besarte vagamente
los mismos labios.
Desde hace muchos años, considero a Jaime Gil de Biedma como el poeta más eficaz de todos los que he leído. Trato de decir que me gustan la mayoría de sus versos, que es muy difícil encontrar en sus poemas versos vacíos o de relleno y que utiliza las palabras con una precisión que produce envidia. En fin, que sabe transformar los vaivenes de su alma en palabra escrita con una habilidad (de poeta) innata.
De hecho, creo también que si se pudiesen realizar estadísticas del tipo de las que les hacen a los jugadores de baloncesto (lanzamientos a canasta intentados / lanzamientos acertados), pero cambiando los lanzamientos a canasta por versos, el difunto Don Jaime tendría unos números excelentes.
Después de leer su biografía, Jaime Gil de Biedma, Miguel Dalmau, Ed. Circe, 2004, me queda un regusto amargo y pienso que aunque el poeta fuese partidario de la felicidad, da la sensación de que se le escapó a galope tendido. Quizá me equivoque, desde luego.
De hecho, creo también que si se pudiesen realizar estadísticas del tipo de las que les hacen a los jugadores de baloncesto (lanzamientos a canasta intentados / lanzamientos acertados), pero cambiando los lanzamientos a canasta por versos, el difunto Don Jaime tendría unos números excelentes.
Después de leer su biografía, Jaime Gil de Biedma, Miguel Dalmau, Ed. Circe, 2004, me queda un regusto amargo y pienso que aunque el poeta fuese partidario de la felicidad, da la sensación de que se le escapó a galope tendido. Quizá me equivoque, desde luego.
6.08.2010
Metafísica
Ahora que no eres nada,
y que el sueño se está desdibujando,
exploro la frontera que separa,
más allá de mi carne y de mis ojos,
el confín del pensamiento
en el que nadas
y este desconcertante todo.
Ahora que no eres nada
y habitas insensible
y mudo
la nada
y que el sueño se está desdibujando,
exploro la frontera que separa,
más allá de mi carne y de mis ojos,
el confín del pensamiento
en el que nadas
y este desconcertante todo.
Ahora que no eres nada
y habitas insensible
y mudo
la nada
6.07.2010
Manual para triunfar en el Estado español. Lección nonagésimo octava
Cuando el líder, señalando una petunia, le sugiera: " Qué rosa más hermosa, ¿verdad, Pepe?" Usted, impasible, respóndale: "Sin duda, Paco. Es una maravilla de rosa, de las más bonitas que he visto en mi vida"
Y aquí paz y poca gloria.
Y aquí paz y poca gloria.
6.02.2010
Medios de comunicación
Lo mejor de los periódicos (de papel o de la red), televisiones y radios de este bendito país, es que nunca te van a defraudar, puedes confiar en su tuerta y tendenciosa visión del mundo.
Así que si la abuela mata al policía, no se preocupe que siempre encontrará argumentos (en los de un lado) para lapidar a la venerable anciana o los que justifiquen (en los del otro lado) la legítima defensa. Y siempre lo mismo, siempre lo mismo.
Así que si la abuela mata al policía, no se preocupe que siempre encontrará argumentos (en los de un lado) para lapidar a la venerable anciana o los que justifiquen (en los del otro lado) la legítima defensa. Y siempre lo mismo, siempre lo mismo.
6.01.2010
La noche en la cabaña
De las puertas compruebo los cerrojos,
un último vistazo echo intranquilo
a la insondable noche que rodea
esta frágil cabaña
y cierro las ventanas
y tranco sus postigos.
Regreso. Me parece que se escuchan
jadeos en el jardín.
La tiniebla se viene hasta la cama
a clavar su punzante ánimo helado.
Acaricio su pelo.
Inerme y delicada me susurra:
¿Cuánto tiempo nos queda?
Unas tres horas, trata de dormir.
Me vence el sueño, en un rincón me siento,
la espalda en la pared.
Sujeto la escopeta.
Rezaré lo que sepa
un último vistazo echo intranquilo
a la insondable noche que rodea
esta frágil cabaña
y cierro las ventanas
y tranco sus postigos.
Regreso. Me parece que se escuchan
jadeos en el jardín.
La tiniebla se viene hasta la cama
a clavar su punzante ánimo helado.
Acaricio su pelo.
Inerme y delicada me susurra:
¿Cuánto tiempo nos queda?
Unas tres horas, trata de dormir.
Me vence el sueño, en un rincón me siento,
la espalda en la pared.
Sujeto la escopeta.
Rezaré lo que sepa
Suscribirse a:
Entradas (Atom)