6.15.2010

Estrella del mar

Hoy Carmen cumple su primer año. Anda su madre buscándole un regalo de última hora; no tanto por la niña, que poco le importará tener o no tener regalo, sino por la familia, para que no nos eche en cara nuestra dejadez.

A mí no se me ocurre nada que regalar a una criatura tan pequeña, pero teniendo en cuenta que en este blog nos gusta hablar de poesía y que, últimamente, se ha vuelto uno un poco meapilas, copiamos, en honor a Carmenchu un bonito poema de Luis Alberto de Cuenca de su libro El hacha y la rosa que nos sirve, además, de oración en tan feliz día.


Himno a la Virgen del Carmen

Madre y hermana nuestra, reina de los espacios
infinitos, asombro del Carmelo, doncella
luminosa, permite que este canto celebre,
lleno de amor, la luz con que enciendes el mundo.

Como nube que, en tiempo de sequía, derrama
la bendición del agua sobre el campo sediento,
así derramas tú la lluvia de tus dones
sobre los desterrados, sobre los afligidos.

Virgen, escúchanos. Que tu estrella nos guíe
por sendas de alegría, de virtud y coraje,
y obtengamos la eterna visión de tu belleza
en el reino celeste donde todo es ventura.

Piadosa, no abandones nuestro monte sagrado.
Riega con tu rocío las plantas que en él crecen
para que tu jardín florezca hasta la cumbre
y broten como fuentes divinas tus altares.

Madre graciosa y dulce, tú velas por tus hijos
noche y día, sembrando la esperanza en las almas
de los desesperados, dando fe a los incrédulos,
valor a los cobardes y consuelo a los tristes.

Puerta del cielo, escala que conduce a lo alto,
soberana del tiempo, dueña de las esferas,
rosa resplandeciente de perpetua fragancia,
flor viva del Carmelo que nunca se marchita

3 comentarios:

  1. Me gustan los blogs meapilas,
    aspiro a que el mío llegue a serlo.

    Muy bonita la poesía, no sabía que este señor fuera un hombre religioso.

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  2. A mí también me sorprendió en su momento.

    La poesía es preciosa, sin duda. Me gusta ,especialmente, la cuarta estrofa.

    Un afectuoso saludo, Fernando.

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  3. No sabías bien, Fernando. El poema está dentro de una serie dedicada al eterno femenino y a diversos mitos, lo que rebajaba un tanto su piedad. Para mí ha sido una sorpresa leerlo de nuevo exento aquí, donde brilla aun más y es más devoto. Los altares como fuentes divinas, efectivamente KK, es una imagen maravillosa.

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