Noli me tangere - Correggio (1518)
Noli me tangere… Discípula, no me toques. Toda mi piedad es para ti. Y mi obra entera. Y tengo todavía para darte, si me sigues, mi palabra, mi sonrisa, mi mirada, mi perfume. Pero no me toques.
Sí, mi palabra, mi sonrisa, mi perfume. Puedo también darte el cielo Tu pasado, ¿qué importa? ¿Cómo podría haber en ti un pasado cualquiera, cuando para ti no hay pasado?. Lo has perdido al encontrarme. Lo has perdido al perder la memoria. Tu memoria empieza mañana. Hete aquí: más blanca eres que los lirios; más joven que los pequeñuelos; más nueva que los que han visto el día de ayer. Se dice que tienes treinta, cuarenta años. Puede ser. Pero tú naces ahora, en el presente. Ven, sígueme: es como venir a la vida… Empecemos, pues. Empecemos a andar, yo delante, separando abrojos y espinas con mis manos que sangran; tú pisando sobre mis huellas. Verás cuan dulce es a tu pie cada pisada que dejó el mío. En el hueco de cada una habrá un poco de su forma, con un poco de mi calor… pero no me toques.
Sí, mi palabra, mi sonrisa, mi perfume. Puedo también darte el cielo Tu pasado, ¿qué importa? ¿Cómo podría haber en ti un pasado cualquiera, cuando para ti no hay pasado?. Lo has perdido al encontrarme. Lo has perdido al perder la memoria. Tu memoria empieza mañana. Hete aquí: más blanca eres que los lirios; más joven que los pequeñuelos; más nueva que los que han visto el día de ayer. Se dice que tienes treinta, cuarenta años. Puede ser. Pero tú naces ahora, en el presente. Ven, sígueme: es como venir a la vida… Empecemos, pues. Empecemos a andar, yo delante, separando abrojos y espinas con mis manos que sangran; tú pisando sobre mis huellas. Verás cuan dulce es a tu pie cada pisada que dejó el mío. En el hueco de cada una habrá un poco de su forma, con un poco de mi calor… pero no me toques.
Eugenio d'Ors (Lo barroco. ed. Aguilar, 1964. pág. 157)
No hay comentarios:
Publicar un comentario