8.26.2009

Montaña

Me aprecio detenido
deduzco que me muevo,
¿me muevo?,
como se levanta una montaña.
Como si nada sucediese
de lento que transcurro.
Ni vivo, ni muero,
sucedo.

Sin embargo, me dispongo,
me incorporo,
ya tengo libres las manos.
¿libres?
Vacías, quise decir,
que libre no conozco
sino la imprudencia.
Y palpo la tiniebla
para saber que llego tarde
si acaso llego.

Mientras, sigo aquí,
sucediendo.

8.25.2009

Recapitulemos

No habremos de confiar mucho en los poetas (si buenos o malos), confíaremos, algo más, en los poemas (si buenos).

Los que hacen sonar la campana.

8.24.2009

Poesía en la red

No sé qué dirán los expertos, pero a mí me da la impresión de que en España tocamos a demasiado poeta por cabeza. Son muchos los poemarios y muchos los poetas publicados para el pequeño o pequeñísimo número de lectores de poesía.

Si a esto sumamos que actualmente hay miles de blogs en los que los autores cuelgan sus obras, no queda sino renunciar al poeta como artista, como creador reconocible y (per) seguido y centrarse en disfrutar del poema como instante mágico de comunión real, como remolino del alma.

Para ilustrar esta disgresión de tres al cuarto, sirva este maravilloso poema escrito por Federico Ruibal Vázquez de Parga y publicado el 28 de febrero de este mismo año en su blog : http://lasendavolada.blogspot.com/


Nada

Vuelve el aura con el sol;
la mesa, la ventana,
el viejo cesto
donde esconde mi perro calcetines,
ese cajón que nunca cerró bien.

Y saludo a la nada, la muerta que me ronda,
y me vive y me calienta,
me refresca, y me ilumina;
de ella soy
ojos,
sed, labios deshechos,
por besar, en otros dos iguales,
la misma nada mía.

Así, será consuelo
el obligado baile:
al cabo de las horas
volver
al polvo, ser
perros, mesa, pared,
cajón, bocas, ventana,
calcetines...

8.19.2009

Miguel d'Ors


Delicioso poema de miguel d'Ors, hijo (de Álvaro) y nieto (de Eugenio) d'Ors.

A ti, que serás siempre La Ignorada,
a ti, qúe llegaste a quién sabe qué lugar
cuando yo acababa, ay, de salir de él,
o perdiste aquel tren, no sé cuál, que te hubiera traído
al centro de mi vida,
o estabas en un banco de algún parque
un día que yo no quise pasear entre las hojas verlenianas,
a ti,
por la chacarera de tu mirada que nunca he visto,
por ese corazón que desconozco y es como una playa de
setiembre,
a ti, por todo lo que me habría obligado a amarte,
a ti, que me habrías amado hasta nunca,
que ahora puedes estar llorando
en la luz fría de una habitación de hotel,
o con tus hijos en el British Museum,
o ves el arco iris en una telaraña,
o piensas en mí sin saber que soy yo,
a ti, retrospectiva, condicional, perdida,
dondequiera que estés,
este poema.


Pertence a su libro "Curso superior de ignorancia" y espero que no le moleste que lo copie y pegue aquí. Si asi fuese, si él supiese de este hecho y me lo hiciese saber (¡cuántas condiciones!), yo lo retiraría rápidamente.
-1. La imagen está tomada de http://www.pabloluquepinilla.com/
-2. El invento este no me permite sangrar de manera adecuada los versos 10 y 19

Alambre

Ignoro lo que nombro
hasta que tú lo dices.
Habla los nombres,
conoce mis cosas.
Anuncia tú: “alambre
Que quiero conoceros,
alambre y tú.

8.17.2009

Alborada de padres noveles


Casi alborada, cuando te pide:
Ve, anda, mira qué hace la niña.
Y vas a ver, moroso y canso,
que está dormida,
como caída,
sobre la cama.
Llegas y encuentras
muda madeja.
Y te regresas hacia tu cuarto
y le contestas: Está dormida.
Casi alborada, dieron las cinco,
quedó un instante
que ya no es.
Bruno contorno sobre la almohada.
Si se quedase... ¡ay!,
ese momento, si no se fuese
con la alborada.

8.14.2009

Santa claus is coming to town



Dios se nos vino un día, no hace mucho tiempo. Sí, aquí, Madrid a tantos de tanto del dos mil nueve.

No vino como zarza ardiente, ni como blanca paloma. Dios se acercó vestido como él se viste a veces, sobre todo para nosotros, de común anciano, con rostro afable y larga barba. Ya saben, Dios Padre.

Dios se vino y se paseó entre nosotros. Vio Dios oficinistas y camareros, obreros y policías; y vio Dios que eran buenos (o que al menos lo intentaban)

Vio Dios en su caminar señoras con perro, jubilados de parque y putas de esquina. Vio al obispo y al concejal y vio a aquellos que ya no vemos, a esos viejos de aliento pútrido y ralo pelo desgreñado.

Así paso Dios sus horas (tan suyas como todo) y como Dios no ha de buscarse, ni precisa redención, se acercó despacito, paso a paso, hasta el centro comercial. Cuando estaba a punto de marchar de nuevo a su Reino, cuando nos iba a dejar, un niño pequeño, un niño de esos que visten la camiseta del Real Madrid, ha levantado su minúsculo dedo y emocionado ha dicho: ¡Mira mamá, Santa Claus!

8.12.2009

Ser padre

Aunque en mi caso no es la niña sino las niñas (dos) las que crecen, me enternece este fragmento del poema "El invierno" de Luis Felipe Vivanco. Lo de tener casa, esposa e hijas recientes hace que te vuelvas algo sensiblero. Cosas de la edad y otras circunstancias

Por cierto, se refiere el poeta a la inédita mitad de la muerte, hermosa forma de contarnos que en la muerte muere el que se va y, un poco al menos, los que se quedan.


Trataremos de comprender la vida, de querer a la mujer, de vivir el invierno y la nieve sabiendo que "crecen la niña y nuestra casa"





Las cosas
Y la casa
cerrada. (Clavar clavos
para colgar los cuadros.)
Tener casa. Tener
para siempre una esposa.
Y quererla.
Mirarla
con ojos que recobran
la ignorancia, queriéndola
sin hablar, acercándome,
coincidiendo con ella
en la misma sonrisa.

Estar siempre tan cerca,
y sentir que se aleja!
y ser malo, a sabiendas-,
y ser bueno.
Y quererla.

Los días y las horas
frente al limpio, sensible,
matizado horizonte
y llanura manchega.

Vida nuestra. ¡Tan nuestra
y tan mía! (Mirarla
sin hablar, comprendiéndola.)

¡Señor, ya no hace falta
la muerte! (Antes, me hacía
mucha falta su inédita
mitad.)

La nieve, fuera,
derritiéndose, blanda.
Los caminos, los chopos
de inverno...
Pero crecen
la niña y nuestra casa.

8.10.2009

Jonathan Littell, o vivir de los restos


Jonathan Littell es un escritor americano, crecido en Francia que, actualmente, vive en Barcelona. Fue el ganador del premio Goncourt (que no recogió) del año 2006 con una novela titulada “Las benévolas”. (A la izquierda, el susodicho en afectada pose.)
Con parte de las notas tomadas durante la preparación de esta novela, Littell ha escrito un segundo libro, un ensayo titulado “Lo seco y lo húmedo”. En el mismo, el autor desmenuza parte del texto de Leon Degrelle “La campaña de Rusia” con el fin de establecer una relación entre el comportamiento o ser fascista, (ser que para Littell abarca desde el propio Degrelle hasta los torturadores de Abu Ghraib, pasando por Shamil Basayev), y el lenguaje empleado por el político/soldado belga. (Degrelle comandó la División Wallonie de voluntarios valones en el frente ruso de la Segunda Guerra Mundial )

Según explica Littell, en este libro pretende, asimismo, comprobar la teoría acerca del fascismo (entendido éste en cuanto a comportamiento humano general y no tanto como forma política, si ello es posible) que planteó un autor alemán llamado Klaus Theweleit en un libro de 1977, no publicado en español, y titulado “Männerphantasien” (Fantasías masculinas).

El título del ensayo de Littell proviene de la contraposición que Degrelle realiza en su libro entre el soldado fascista (seco, duro, enhiesto…) y el bolchequique (húmedo, rastrero, putrefacto…)

A partir de la lectura de este libro, busqué información acerca de Jontahn Littell en la manigua de la red, encontrado esta entrevista que concedió para el suplemento Babelia de El País con motivo de la publicación de “Las Benévolas”. A pesar de que algunas de sus opiniones, como la que da pie a la entrevista: "La cultura no nos protege de nada. Los nazis son la prueba" (o “Sólo los ingenuos pueden creer que la cultura te ayudará a ser majo”), me parecen una perogrullada, yo destacaría una en la que coincido con él, pero desde planteamientos opuestos:

P. El caso es que contra el relativismo tampoco vamos a resucitar un absolutismo de blancos y negros. ¿Cuál es la salida?
R. Cuando Dios desaparece, se nos presenta un dilema. Los valores deben referirse a algo, deben venir de algún lugar. En un mundo sin Dios, era difícil implantar un sistema ético y moral. Las ideologías vinieron a hacerlo, a reemplazarlo, pero también fracasaron, así que ahora no tenemos nada. Y los iPod no van a construirlo. Ni la venta y la compra o la publicidad. Estos valores en los que estamos del consumismo, el ganar dinero, no son nada. Nuestra sociedad se desliza por la memoria que le queda de haber formado parte de los buenos. Vive de los restos.
P. Y cuando dice que nos deslizamos, ¿ni siquiera usted confiesa contar con una sólida moral?
R. No digo que yo no la tenga, creo que la sociedad carece de eso.

http://www.elpais.com/articulo/semana/cultura/nos/protege/nada/nazis/prueba/elpepuculbab/20071027elpbabese_3/Tes