Diré tu nombre una
y otra vez,
una vez, otra vez,
y una vez con un mínimo, invisible,
movimiento de mis labios
tan leve como tu forma,
como tu mano
sobre mi carne.
Repetiré tu nombre
una vez
y otra,
hasta que todo signifique
y todo lo comprenda
(sueño, roca, luz, mañana),
hasta que sea
todo tu nombre
y en él habite
una vez y otra
y siempre
como la vida en la palabra.
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