8.19.2010

Una canción muy antigua

Subimos a tu casa amaneciendo,
vacías y húmedas las calles,
aturdidos aún por los excesos.
Rebuscaste entre tus discos,
me dijiste,
Es ésta, a mí me encanta.
Y mientras sonaba tu canción,
en aquel piso,
pequeño, sucio, compartido,
nos fue dado
uno de esos momentos tan escasos
en los cuales es posible
que ocurra cualquier cosa;
entonces nos miramos y supimos
que era muy tarde,
que todo lo que podía
habernos sucedido
ya había pasado
sin casi darnos cuenta.

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