El músico llega silbando hasta la parada. El músico no se suma a la fila de esperadores que, con vulgar paciencia, aguardan al autobús. El músico, como buen artista, se mantiene alejado unos metros, dando un extraño y ajetreado paseo y continúa silbando... ¿Qué silba el musico? Pues, la verdad, una música bastante corriente: el Adagio de Albinoni.
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Con respecto al Sexto, ¿cuanto más te rascas, más pica?
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