Si no soy el que conoces.
Si fuese un asesino, tú no lo supieses.
Si hubiese estrangulado, apuñalado con mis brazos.
Si te lo dijese en la noche, el viento aullando tras los cristales.
Si fuese el monstruo de rostro lóbrego y enajenados ojos.
Si me aproximase en silencio, mientras lees, absorta.
Si no estuviese vivo,
si mis heridas hubiesen de ser mortales.
Si te lo contase entonces, cuando se mueve el vaso.
Si no tuviese corazón, si así me mostrase,
entonces es que ése soy yo
y no te debes asustar.
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