3.17.2014

Arriba y abajo


Ayer Carmen me preguntó: Papá, ¿a que Dios está arriba y abajo? Yo, claro está, le respondí que sí, pero sin estar completamente seguro de qué es lo que una niña de cuatro años puede suponer al hacer tal pregunta.

Más tarde, me di cuenta de que poco importa a qué se refiriese Carmen en concreto, porque en cuestiones divinas la inefabilidad es una presencia constante, un arriba y abajo. Pensé que frente al desconocimiento o la impotencia, solo nos sirve la confianza. Al fin y al cabo, ¿qué es creer, si no confiar?

Así que no me queda  más que confiar en que Dios esté arriba y abajo, antes y después, ahora y siempre; y que Carmen tenga razón, por supuesto.

Eduardo Rosales, La condesa de Santovenia, 1871


No hay comentarios:

Publicar un comentario