Ruidos
en los oídos
hambre.
¡Y este pito
del pecho
ya deshecho
por el alcohol maldito!
¡No poder abrigarse
en invierno,
carecer de un terno
de lana y constiparse!
¡No saber más que escribir
- y con letra mala-,
esconder el pico bajo el ala
y dejarse morir!
Los ternos, los jarabes, el buen vino
son para el osado:
mi juventud la he prodigado
sin tino.
Es justo, pues, que tenga
dolores,
viva lleno de sinsabores
y desee que la muerte venga.
Pablo Picasso, La acróbata de la bola, 1905 |
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