Ven, únete a nosotros frente a aquella
hoguera que hace tiempo alguien prendió;
que más allá tan solo oscuridad
aguarda y no conviene aventurarse
en lo desconocido.
Pues resulta agradable rodearse
de voces y de rostros familiares
(incluso, te pareces… alguien dice
recorriendo los bordes de tus labios,
como si recordara).
Pasaron las legiones, los filósofos,
pasaron los cinceles y las redes
y seguimos formando un frágil círculo
alrededor de la perenne llama.
El tiempo y nada cambia.
Ven, únete a nosotros junto al fuego
y nunca te separes.
Rembrandt, Muchacha en la ventana, 1645
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