Nos pide nustro jefe: "Id a la esencia de las cosas". Lo dice con esa suficiencia suya, tan de jefe. Yo, cargado de petulancia, le replico que la esencia de las cosas es lo más difícil de conocer y él, con deportividad se sonríe y dice, "Sí, es verdad". Otra victoria con lección icluida (suya, claro).
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