En ocasiones, recorríamos el camino inverso. Sobre todo durante el verano, con mucho calor.
Durante aquellos viajes, me preocubaba tener un accidente en la carretera, pero no por el golpe o por las heridas. Más bien me preocupaba cómo íbamos a explicar qué hacíamos tan lejos de casa.
Solíamos regresar tarde en la noche. Me tranquilizaba ver un centro comercial que hay en la carretera y que tiene restaurantres (de comida barata, rápida, ya sabes). Una vez superado éste, podríamos excusarnos diciendo que habíamos estado cenando allí.
Ayer recordé estas cosas al pasar frente a ese lugar. También recordé que, a veces, te sentabas sobre mi a horcajadas y jugabas a metértela un poco (no muy profundo, poco tiempo). Eso a mí me gustaba y me ponía nervioso, pero más me provocaba ver aquella expresión en tu cara y escucharte hacer "chss" con la boca, pidiendo sosiego. Pidiendo que la la nieve ardiese.
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