6.25.2009

Variaciones del Hotel Chelsea

Te recuerdo desnuda, entrevista, en la negrura de la vieja casa.
Te recuerdo agreste y oscura.
Te recuerdo gimiente, inundada.
Te recuerdo desde mi mirada derribada que pensaba: "Sus muslos, arcilla en el torno del alfarero"

¿Cómo es posible que se olviden los días? Se entremezclan fechas, imágenes, gemidos y caricias... y ya no volveremos a semejar hermosos seres abrazados. Ya no.

No sé muy bien qué somos, ni qué seremos. Ahora, que hablamos en susurros, ahora que nuestros párpados son hojas muertas.

Hemos derribado la casa vieja y la hemos vuelto a levantar. Ahora, dices, todo es mejor. Sólo tres escalones de piedra quedan de los que contaron nuestros pasos nerviosos. Sólo el espacio y la oscuridad. Nada más. Y mis recuerdos.

Alguna noche, en la ronda que hacen los padres, esa ronda de persianas y puertas, durante ese último vistazo a las pequeñas cabezas, en una de esas rondas, créeme, he podido escuchar unos susurros que acuerdan: "Despierta, es hora de volver"



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